He conseguido mi sueño de niño: vivir en una cueva. 1988 - 2014
La familia Lumbiarres-Arguedas es propietaria de tres de las quince cuevas de Castejón. Una de ellas, que usa como una segunda vivienda, la compraron hace 26 ó 27 años por poco más de 55.000 euros. Desde entonces hasta la actualidad están realizando mejoras.
Carlos, fotógrafo y polifacético de 64 años, que vive con su familia en el barrio de la Cartuja de Zaragoza, soñaba con tener una cueva. "Cuando vivía en Barcelona", conocí a niños que vivian en casas-cueva. A mi me parecía muy divertido, distinto, y desde siempre he querido tener una cueva y vivir en ella", nos cuenta. Este sueño se ha hecho realidad gracias al apoyo de su mujer, Mariví, pensionista de 60 años, y de sus dos hijos Manolo de 37 y Marta, de 28 años, ya emancipada. Mariví se daba cuenta de que a su marido "le hacia mucha ilusión y, por eso le ayudó en todo momento", nos cuenta.
Dos años de trabajo hasta poder entrar en la cueva.
Todo empezó cuando Carlos se enteró de que vendía una cueva en Castejón a mediados de los años 80. Carlos siguió los consejos de un ingeniero de minas antes de plantearse como cavar más para ganar espacio y hacer reformas con un mínimo de seguridad. A los dos años de comprarla, una vez desparasita y con unas condiciones mínimas de habitabilidad, Carlos y Mariví empezaron a vivir en ella algún fin de semana. "Llevábamos y limpiábamos la vajilla cuando volviamos a casa", nos dice Marivi. Durante el tiempo que duró la escavación hasta la actualidad, Carlos calcula que pudo extraer hasta 5 toneladas de tierra y escombros a pico y pala. Para ello utilizaba los fines de semana y algún día entre semana cuando su trabajo o falta de el se lo permitía.
"Me duchaba con agua de la fuente."
La red de saneamiento de agua sucia llegó hace menos de dos años y el agua tardó en llegar. El modo de ducharme era utilizando un bidón que llenaban de agua en la fuente y dejaban al sol para que se calentara. Como wáter utilizaban uno químico, como los de las caravanas, y para alumbrarse utilizaban linternas con tecnología led hasta que llegue el suministro eléctrico.
Este año tendrán luz eléctrica.
El ayuntamiento de Castejón, prevé que a lo largo de este otoño se dé el paso definitivo para haya red eléctrica. "Está todo acordado; sólo falta que vengan a ponerla", explica el alcade, Jesús Prado.
Cueva como terapia
La cueva de la familia Lumbiarres-Arguedas ha resultdo ser una "terapia muy buena" para Manolo, que padece una enfermedad mental, nos dicen sus padres, que no tienen inconveniente en que lo contemos. "Etá más que claro que en ella nuestro hijo se siente seguro, está contento, muy bien. Este hecho no ha dado mucha fuerza para seguir con las mejoras", nos cuentan Carlos y Mariví. Por otro lado, cultivan tomates en unas cubas de vino partidas por la mitad que utilizan como maceteros. "Es algo que les gusta mucho a Manolo y nuestra hija Marta", nos cuentan.